El poder de la comunicación ha pasado de estar en manos de unos pocos a situarse al alcance de muchos. Hoy millones de personas tienen acceso a contenidos de forma rápida y sencilla a través de los nuevos canales que ha ido incorporando la era digital. Que ofrecen mayor alcance y nivel de penetración y, además, añaden la capacidad de interactuar y compartir mensajes con enorme facilidad.
Y es, precisamente, la gestión acertada de estas conversaciones entre la marca y el usuario, entre la empresa y su cliente, lo que determina el éxito de una estrategia de comunicación y el cumplimiento de los objetivos marcados en la misma. Por ejemplo, a través del intercambio de contenidos atractivos y de interés que contribuyan a crecer en notoriedad y relevancia, y a reforzar el valor de marca entre su público objetivo.
Estrategia contenidos
En este escenario de mayor complejidad pero de enormes oportunidades nadie tiene intención de quedarse atrás. La especialización y el conocimiento de las herramientas del marketing digital siguen ganando espacio. La incidencia de la estrategia de comunicación en la consecución de los objetivos fijados en una empresa es un hecho medible e indiscutible. Es también una realidad con un reflejo creciente en la propia organización de los equipos y departamentos.
Objetivos generales
Los planes estratégicos de las grandes empresas incorporan desde hace tiempo, y con total naturalidad, estrategias de comunicación y de marketing digital, orientadas a los objetivos generales de la firma. Gestionadas por profesionales especializados, que comparten las principales decisiones con el conjunto de responsables de la empresa, y cuyas decisiones conjuntas determinan las acciones más adecuadas en cada escenario.
La estrategia de comunicación se ha reivindicado como elemento de valor de marca y empresarial. Habilita las herramientas necesarias para avanzar con seguridad y confianza hacia los objetivos definidos. Aporta información valiosa y precisa. Porque en una realidad como la actual, con millones de contenidos circulando, supone una temeridad acercarse a ciegas a los mercados.